Es muy común en estos tiempos acelerados de cambios, las tendencias de líderes que al asumir posiciones de poder en una organización bien sea pública o privada, comienzan a manifestar comportamientos acelerados y con cambios distintos a cuando no ocupaban posiciones de poder.
Esto comienza a manifestarse cuando son lo único que existe en su mente con sus acciones que lo llevan a desconfiar de los demás, a creerse la verdad única, a ser impulsivos y no permitir que sus asistentes o consultores son importantes para su estadía en el poder de la organización.
Muchos psicólogos organizacionales siempre han manifestado preocupación por los cambios psicosociales de los empleados, pero analizar el comportamiento de estos líderes no había sido tomado en consideración.
Es lo que comienza a llamarse como el síndrome hubris, y es la manifestación egoísta, de mi elevada pretensiones gerenciales de estos líderes que no permiten y no creen en el trabajo en equipo, ni en manifestaciones de apoyo a sus actividades por cuánto ellos se sienten el todo de la organización.
Lo interesante de los recientes estudios es que no es sólo en actividades privadas, si no también en la actividad pública, y que igual puede ocurrir en países de nivel de desarrollo como en países subdesarrollados.
Lo anterior se convierte en un elemento que debe comenzar a ser profundizado sus análisis por cuánto impiden el normal desarrollo de acciones gerenciales que garanticen eficacia y eficiencia.
El síndrome hubris es entonces un elemento el cual el líder, no acepta orientación por cuánto el se siente que no la requiere, el es el todo, y todo lo que está a su alrededor solo le hacen falta cuando el decida y no cuando lo requiere.
Lo interesante es que son síntomas que no marcan accion de largo recorrido por cuánto terminan aislados, ocultando sus errores en una prepotencia que no se sostiene.
Hay un compromiso de las organizaciones con la sociedad de que no es otra que colocar estás al es servició de los ciudadanos si fueran del mundo público y a los interés de sus accionistas si son del mundo privado.
Este síndrome no puede ganar ni tiempo, ni espacio en las organizaciones, se requiere de líderes que generen confianza, empatía, entusiasmo, voluntad en hacer las cosas para alcanzar los propósitos de las organizaciones, con el gran reto de superar las individualidades y adentrarse en el trabajo en equipo.
Dr José Gregorio Figueroa
@figueroazabala
Email: figueroazabala@gmail.com
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