Tras el fraude del 28 de julio, la esperanza no muere: este 25 de mayo, votar es la herramienta para resistir y reconstruir
En el corazón de millones de venezolanos todavía arde la rabia y la decepción por lo ocurrido el pasado 28 de julio, cuando, a pesar de haber ganado Edmundo González con una ventaja clara y contundente, el régimen de Nicolás Maduro torció los resultados e impuso su permanencia con la maquinaria del fraude, la intimidación y la censura.
La herida sigue abierta. Y en medio de ese dolor, ha surgido una división peligrosa dentro de la propia oposición: acusar de traidores a quienes llaman a participar en los próximos comicios del 25 de mayo.
Votar no es traicionar, es actuar con estrategia
En regímenes autoritarios como el de Maduro, la vía electoral no es perfecta, pero sigue siendo una herramienta poderosa. No es ingenuidad. Es conciencia. Es saber que cada espacio conquistado con votos puede convertirse en un muro de contención frente a la represión, en un faro de resistencia local, en una voz que no puede ser ignorada.
Cuando algunos sectores opositores descalifican a quienes promueven el voto, los acusan de colaborar con el régimen o de legitimar la dictadura. Pero esa postura, lejos de unir, profundiza la fractura del bloque opositor y juega, sin quererlo, a favor del poder que tanto se quiere combatir.
¿Quién gana cuando nos dividimos? Nicolás Maduro. Siempre.
La historia reciente es clara: cuando la oposición está dividida, el régimen avanza sin obstáculos. Cuando no hay unidad, el oficialismo se alimenta del caos y consolida su narrativa. Llamar "traidor" a otro venezolano solo por elegir otra forma de lucha es regalarle a Maduro un triunfo que no se ha ganado.
Hay quienes prefieren abstenerse, y esa también es una posición respetable. Pero deslegitimar la opción de participar en un evento electoral que puede abrir caminos de organización, presión internacional y reconstrucción institucional, es caer en el juego de la desesperanza.
El 28 de julio dejó claro algo: Venezuela quiere cambio
Ese día, a pesar de todas las trampas, miles de actas reflejaron una victoria innegable para Edmundo González. La abstención fue mínima. El pueblo habló con fuerza. Y aunque el régimen falsificó la realidad, quedó en evidencia el rechazo masivo al chavismo.
Eso no fue en vano. Esa energía sigue viva. Y el 25 de mayo puede ser una segunda oportunidad para canalizar ese descontento, para fortalecer estructuras regionales que luego sirvan de base para una presión nacional.
La frustración es válida, pero la inacción es un lujo que no podemos darnos
Votar no significa que confías ciegamente en el sistema. Significa que no te resignas. Que entiendes que cada gobernación y cada legislatura ganada por la oposición es un espacio para denunciar, para proteger, para resistir desde adentro.
No se trata de "creer" en el CNE. Se trata de usar todos los mecanismos disponibles para mantener viva la lucha democrática.
Unidad, no pureza. Estrategia, no ego. Venezuela nos necesita a todos
Este no es momento para purismos ni para egos. La verdadera traición es dividirnos cuando más necesitamos estar juntos. La lucha contra una dictadura no se gana descalificando al que piensa diferente, sino construyendo juntos un frente amplio y sólido.
Si alguna lección nos dejó el 28 de julio es que cuando votamos, ganamos. Nos robaron la victoria, sí. Pero no podrán robar el espíritu de un pueblo que sigue decidido a cambiar su destino.
Este 25 de mayo, vuelve a alzar la voz. Vota. Participa. Lucha. Venezuela aún te necesita.
El régimen quiere que te rindas. Que pierdas la fe. Que te pelees con el que lucha a tu lado. No les des ese placer. No abandones tu derecho, tu dignidad, tu voz. Votar no es traicionar. Es resistir. Es insistir. Es existir como ciudadano libre en medio de la oscuridad.
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